Según su creador, Basho, jayku es "simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento".
He encontrado un blog en el que se nos enseña un poco la historia, el por qué, y el cómo de los jaykus. Es interesante saber que este género literario lleva entre nosotros nada más y nada menos que desde el siglo XVI, y cómo evolucionó hasta llegar a lo que nosotros conocemos. Claro, que si digo yo que en este lugar y en este momento, ha sido la primera vez que he oído hablar de ellos, no es de extrañar mi sorpresa. En fin, supongo que en eso radica la grandeza de frecuentar lugares como la Universidad: La cantidad de cosas de las que se entera una, ¿no?
http://www.gamefilia.com/categorias/temas/de
Y nos hará mas sabios, y sabremos distinguir mejor el bien del mal, y se acabarán las diferencias y las ataduras. ¡Pues no es importante todo eso!http://www.inventati.org/mtd/arteyparte/int/gal_lucha/pages/cadenas.htm
Os enseño este vídeo en el que podéis apreciar que, por muy grande que os parezca nuestro mundo, no es más que un puntito en el Universo. Por eso, siempre me ha extrañado que, con las dimensiones que existen ahí fuera, con el concepto de "años luz" de distancia entre estrellas y planetas, con esos babilónicos tamaños, puedan encontrar los pobres extraterrestres nuestro planeta, llegar con sus naves y, por supuesto, aterrizar en la Tierra. Y no es que yo no crea en los "hombrecillos verdes", es que se me antoja poco menos que inverosímil...o no...
Bien pensado, ¿a quién no le gustaría alguna vez viajar al espacio? Éso, subir a un elefante y nadar con delfines son tres de las cosas que me gustaría hacer, aunque sospecho que no va a ser fácil...
Os dejo aquí el enlace. Merece la pena entrar, porque hasta el momento, es el lugar donde el ser humano aún no puede ni estropearlo, ni modificarlo a su antojo, y espero que pase mucho tiempo hasta que podamos hacer del espacio lo que nos plazca. Que nos sirva de inspiración está bien. Dejarlo tal y como es, está mejor.
http://www.lanasa.net/
La semana pasada, el profesor García nos encargó un cometido: explicar la foto a alguien que no puede verla. El cometido no es fácil si distinguimos entre alguien que no la puede ver por motivos funcionales (un invidente) y alguien que simplemente está lejos y al que solo hay que describírsela. En cualquier caso, ahí va:
Es de noche y todo está oscuro. Sobre sale la impresionante nave, la que te lleva a otro mundo, rodeada del blanco del despegue, matizado con azules de la combustión, que dejará atrás los árboles que plagan el bosque y que solo se dejan ver su silueta en un primer plano.
Estimados señoras y señores de la Real Academia Española:
Hace unos meses leí un artículo de Don Gabriel García Márquez en el que defendía una reforma importante de la lengua española, en beneficio de la misma y de todos los hispanohablantes. No es mi intención, ni se me ocurriría, entrar en dicho tema, ya que pienso que para las reformas están los eruditos, las personas entendidas y cultivadas como es su caso.
No. El tema está en una frase del escritor en la que aludía a una palabra inexistente, “…mientras en la república del Ecuador tienen ciento cinco nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado.” Podría yo pecar de partidismo (no debe haber muchas personas que se hayan leído “Cien Años de Soledad” alrededor de diez veces). Y me aventuro a decir que ni siquiera eso sería representativo, aunque haya leído más obras de García Márquez, porque debería haber leído más de él para opinar. Pero lo voy a hacer, me voy a unir a él, haciendo un enorme ejercicio de humildad, para reivindicar la introducción de “condoliente” en nuestra Real Academia. No solo se entiende por sí misma, sino que nos ofrece una nueva forma de entender el dolor, la empatía y el tremendo amor que un “condoliente” puede ofrecer. Aquel que sufre contigo, que “duele” con los demás, en la pena y en la desgracia. Si damos la condolencia en los entierros a los familiares y amigos del finado, ¿no seremos, pues, condolientes? ¿ No estamos con su dolor?
La Real Academia Española ha evolucionado con los siglos y con esfuerzo. Se ha engrandecido con la inclusión de términos extranjeros, de palabras técnicas que hace años ni nos imaginábamos. Ha realizado reformas que duran hasta nuestros días y más allá. La tecnología, la historia, la sociología ha obligado a la extensión de la lengua para adjudicar términos a los nuevos avances y avatares de nuestro mundo. Por eso, exhorto a los ilustres miembros a que si podemos hablar de “fútbol” para referirnos al”juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, que consiste en disputar con los pies un balón e introducirlo en la portería contraria”, o podemos decir “bit” para “unidad de medida de información equivalente a la elección entre dos posibilidades igualmente probables”, por qué no llamar condoliente a “ la persona que comparte el dolor de otro.” Claro, que si el significado de la palabra les parece insuficiente, que no me cabe duda de ello, para esos están ustedes, digo yo, para perfeccionarlo.
Reciban un cordial saludo.
Etiquetas
- Autofotoretrato (1)
- Ejercicios de clase (9)
- Mis cosas... (2)
- Objeto creativo (1)
- Temas (5)
"Mi destino creativo"
Jamás me gustaron los ordenadores. Cierto; me parecían útiles, pero simplemente eso. Nunca pensé que me resultarían tan increíblemente interesantes. Claro que no siempre ha sido así, pero la realidad muchas veces supera a la ficción, y eso es lo que ha operado en mi. Hace unos días, a costa de las dichosas portabilidades de una compañía telefónica a otra, me quedé sin internet durante dos días. El teléfono me preocupaba mas bien poco, pero cuando volví a tener mi "adsl" disponible fué como volver a ver la luz despues de los ocho meses de oscuridad invernal del Ártico.
Cuando, aquella mañana de febrero, el profesor García nos dijo, que teníamos que hacer un blog, mi cerebro automaticamente pensó: "Imposible, yo jamás podré hacer eso". "Jamás" es un término que deberíamos ir desechando de nuestro vocabulario, aún a costa de utilizar menos una palabra que en el fondo tiene su encanto. Pero, al menos, que nuestra mente aprenda a usarla con cautela. Porque podrá estar mejor o peor, ser más original o menos, más o menos completo, y no dudo que los hay mejores (los he visto), pero ahí está. Emerge como un delfín del fondo del mar, para coger aire y volver a sumergirse en las aguas. Y lo mejor es que el delfín le está cogiendo el gusto, y cada vez sube más a la superficie. Solo espero que en el trayecto no séan muy duros con él. Porque tiene que seguir nadando entre los océanos de internet ahora y una vez acabado el curso.
Creo que se lo merece.