El pasado viernes, el profesor García nos propuso un ejercicio que consistía en elaborar una lista de ventajas e inconvenientes del trabajo en grupo y el trabajo individual. Particularmente, yo prefiero el individual pero por motivos meramente funcionales: Yo dispongo de mí misma, trabajo cuando tengo tiempo y decido lo que quiero y cómo lo quiero hacer.
Claro que me faltarían ojos para ver fallos, bocas para compartir ideas, mentes para crear cosas nuevas. No tengo a nadie alrededor que me ayude a desbloquearme cuando mi cerebro no da para más; cuando, como ahora, se queda el cursor muerto ante mi vista sin saber qué hacer ni a dónde ir. Pero, a la vez, puedo parar y entretenerme con algo que me distraiga, sin molestar a nadie, sin tener que pedir permiso para nada. Tal vez sea un sistema un poco egoísta para trabajar, pero es lo que hay.
El trabajo colectivo es algo plural, todo se hace en equipo, con ideas frescas de cada participante, aunque podemos encontrarnos con diferencias de esfuerzo a la hora del trabajo. Pero siempre habrá alguien que lo detecte y lo solucione, o que se percate de un error absurdo que al resto se le pasó. El equipo puede dividirse el trabajo y así hacerlo más llevadero. Y si a alguien le da por llevar el aperitivo, mejor que mejor. ¿Hacen unas cervecitas?
This entry was posted
on 5/11/2010 08:28:00 a. m.
and is filed under
Ejercicios de clase
.
You can leave a response
and follow any responses to this entry through the
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
.
Etiquetas
- Autofotoretrato (1)
- Ejercicios de clase (9)
- Mis cosas... (2)
- Objeto creativo (1)
- Temas (5)
"Mi destino creativo"
Jamás me gustaron los ordenadores. Cierto; me parecían útiles, pero simplemente eso. Nunca pensé que me resultarían tan increíblemente interesantes. Claro que no siempre ha sido así, pero la realidad muchas veces supera a la ficción, y eso es lo que ha operado en mi. Hace unos días, a costa de las dichosas portabilidades de una compañía telefónica a otra, me quedé sin internet durante dos días. El teléfono me preocupaba mas bien poco, pero cuando volví a tener mi "adsl" disponible fué como volver a ver la luz despues de los ocho meses de oscuridad invernal del Ártico.
Cuando, aquella mañana de febrero, el profesor García nos dijo, que teníamos que hacer un blog, mi cerebro automaticamente pensó: "Imposible, yo jamás podré hacer eso". "Jamás" es un término que deberíamos ir desechando de nuestro vocabulario, aún a costa de utilizar menos una palabra que en el fondo tiene su encanto. Pero, al menos, que nuestra mente aprenda a usarla con cautela. Porque podrá estar mejor o peor, ser más original o menos, más o menos completo, y no dudo que los hay mejores (los he visto), pero ahí está. Emerge como un delfín del fondo del mar, para coger aire y volver a sumergirse en las aguas. Y lo mejor es que el delfín le está cogiendo el gusto, y cada vez sube más a la superficie. Solo espero que en el trayecto no séan muy duros con él. Porque tiene que seguir nadando entre los océanos de internet ahora y una vez acabado el curso.
Creo que se lo merece.
0 comentarios